Jóvenes, niños, mujeres, ancianos u hombres. Cualquier persona,
independientemente de su edad, puede tener dolor de
rodilla, un síntoma que puede aparecer repentinamente, aunque en la mayoría
de los casos surge tras un golpe o una lesión y que, aunque a priori el dolor
sea leve, puede ir empeorando poco a poco.
Las causas del dolor son multifactoriales, además de los traumatismos y los
golpes, también influyen las sobrecargas, las malas posturas
y los desgastes por la edad, tal y como señala Salvador Casado, médico
especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en Madrid.
Además, el sobrepeso, realizar
actividad de forma excesiva o tener antecedentes de artritis también son factores de riesgo para tener en el futuro
problemas con las rodillas. “El impacto que el dolor de rodilla tendrá en el
día a día dependerá de la intensidad.
Al ser una articulación de carga, el dolor limitará la movilidad. Mientras
mayor sea el dolor, mayor será esa limitación”, señala Casado.
El especialista indica que cuando duele lo primero que habría que
determinar es la capacidad mecánica que tiene esa rodilla, qué grado de carga o
de trabajo puede manejar o si hay que hacer descansos con o sin carga.
Esto será crucial para determinar el tratamiento para aliviar el dolor.
Entre las medidas para reducirlo Casado señala:
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La temperatura es el primer
antiinflamatorio. El experto señala que el frío actúa como calmante. A partir de ahí, se
puede inmovilizar, según la situación, con rodilleras o férulas.
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Estar en reposo: Casado especifica
que la mejor indicación cuando el dolor de rodilla es aguda es reposar. En los
casos en los que el dolor se vuelve crónico, “hay que adecuar la actividad
física a la capacidad de resistencia de la persona procurando ni pasarnos ni
quedarnos cortos”, añade.
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Por último, insiste en que las rodillas son para toda la
vida, por lo que hay que usarlas con prudencia. “Hay mucha gente
joven que está haciendo maratones sin pensar y hay que usar el cuerpo con
prudencia”, dice.
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En el caso de las personas mayores, Casado recomienda mantener la actividad
física y el movimiento, ya que mientras más fuerte esté el cuádriceps, más
protegida estará la rodilla. Para conseguirlo la rodilla tiene que ser activada
y usada a diario.
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