Hay que tener en cuenta que nuestra dieta está formada por numerosos alimentos que interaccionan entre sí, y conjuntamente con los factores genéticos y ambientales”, opina Marta Comas, dietista y nutricionista del Hospital Quirón de Barcelona.
Odile Fernández, médico de Familia y superviviente de cáncer de ovario reconoce que “no
hay un remedio milagroso”. Pero, según ella, los alimentos
procedentes del mundo vegetal contienen fitoquímicos, sustancias capaces de
actuar como químicos.
No están presentes en grandes cantidades, pero la experta
indica que se ha visto la gran importancia que tienen en el paciente de cáncer. Por ello, sugiere comerlos
con frecuencia.
Comas
se muestra de acuerdo al decir que “en los distintos estudios epidemiológicos
que se han realizado sobre la nutrición y el cáncer, se ha podido observar que un mayor consumo de frutas y verduras reduce el riesgo a
padecer la enfermedad”.
Verduras crucíferas
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Rúcula.
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Brócoli.
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Col y repollo.
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Verduras de hoja verde.
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Nabo.
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Berro.
Además
de contener carotenoides, vitaminas C, E y K, folato, fibra y minerales, Fernández destaca que
poseen glucosinolatos. Al masticar los alimentos, los glucosinolatos se
descomponen en indoles e isotiocianatos que, según indica el Instituto Nacional del
Cáncer de Estados Unidos, ayudan a:
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Proteger las células de daños
al ADN.
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Desactivar los carcinógenos.
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Luchar contra virus
y bacterias.
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Tienen efectos antiinflamatorios.
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Provocar la muerte
celular.
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Impedir el desarrollo de vasos
sanguíneos tumorales.
Zanahoria, por sus betacarotenos
Los
antioxidantes son compuestos que protegen
al organismo de daños que pueden resultar del propio metabolismo.
“Minimizan el efecto de la oxidación que produce el organismo de forma natural.
Dicha oxidación es la que responsable de potenciar la aparición del cáncer”,
subraya Comas.
Por el contrario, advierte de que “un exceso de antioxidantes
(mediante suplementos vitamínicos) puede causar un aumento en el riesgo de
cáncer”.
Tomate,
cítricos, fresas, pimientos y coles
Todos
estos alimentos son ricos en polifenoles y otras sustancias con acciones
similares, que a su vez son ricos en antioxidantes.
El
tomate, concreta Fernández, tiene licopeno, otra sustancia antioxidante. No
todos los tomates tienen la misma cantidad de este componente. Según la
experta, “cuanto más maduro está un tomate mayor cantidad de licopeno
tendrá”. También destaca su contenido en vitamina A y C, y hierro.
Té verde
El
té verde también es antioxidante gracias a los polifenoles que contiene, según
Fernández. “Se ha estudiado menos, pero parece que el té blanco sería más
antioxidante”.
Legumbres y
alimentos ricos en fibra
Comas
alude a estudios recientes que indican que la fibra puede está relacionada con
un menor riesgo de ciertos tipos de cáncer, en especial el cáncer colorrectal.
Por esta razón, “se recomienda consumir alimentos ricos en fibra, como granos
enteros, frutas, verduras y legumbres. Sin embargo, no se recomiendan los
complementos de fibra para el fin de la prevención del cáncer”.
Especias mediterráneas aromáticas
“Todas
las especias mediterráneas aromáticas tienen muchos terpenos, que son
antiinflamatorios”, afirma Fernández, que cita algunas de estas especias:
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Cúrcuma.
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Jengibre.
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Perejil.
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Albahaca.
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Pimienta.
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Orégano.
Frutos rojos
Fernández
destaca que los frutos rojos (fresas, cerezas, arándanos, frambuesas, grosella
y moras) contienen
ácido elágico, que “elimina toxinas de las células e impide que las sustancias
cancerígenas del medio ambiente se conviertan en sustancias tóxicas para las
células”.
Sobre otros alimentos, no hay acuerdo
Comas
no lo tiene tan claro: “no hay evidencia científica que nos indique que un
consumo adecuado de yogur o cualquier otro producto lácteo este asociado a un
mayor o menor riesgo de desarrollar ningún tipo de cáncer”.
En
cuanto a la miel,
por un lado Fernández considera que “si la miel es de la calidad y no está
procesada, ni refinada, viene bien por el efecto antibacteriano”. Comas,
por su parte, descarta que haya evidencia científica de sus beneficios en el
cáncer.
Lo
mismo sucede con los frutos secos. Mientras
Fernández alude a los beneficios antiinflamatorios del omega 3 de este
alimento, Comas rechaza que se hayan comprobado sus beneficios.
Cómo cocinar los alimentos
Pero no hay estudios que digan que un consumo ocasional tenga un efecto perjudicial en la prevención o tratamiento del cáncer.
Por
este motivo, Comas aconseja un consumo prudente de
estas cocciones, “así como dejar suficiente distancia entre la
brasa y el alimento para evitar que se queme y retirar siempre las partes más
negras antes de comerlo”.
Fernández
completa diciendo que “cuanto menos procesado este el
alimento, mejor”. Y sugiere comer la verdura cruda, al vapor o
hervida a baja temperatura y durante poco tiempo.
En conclusión
“La mayoría de los alimentos mencionados anteriormente contienen sustancias antioxidantes, que son las responsables de minimizar el efecto de la oxidación que produce nuestro propio organismo de forma natural.
Dicha oxidación es la que responsable de potenciar la aparición del cáncer”, recalca Comas
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