Por: Alexi Romero
Muchas personas consideran los cuarenta como una suerte de
crisis, de etapa de decadencia, una situación cuesta abajo; sin embargo, entrar
en la cuarta década de la vida, quizá se asemeje más a vivir una segunda adolescencia.
Ambas etapas vitales se caracterizan por experimentar una serie
de profundos cambios que se desencadenan
con alteraciones
hormonales que
traen transformaciones físicas y psicológicas importantes.
El
cuerpo se rige por etapas y la mente también. Conocer los cambios que se van a
producir durante este ciclo y cómo afrontarlos guarda cierta similitud con el
adolescente que nota cómo se transforma y se desarrolla su cuerpo, pero también
su mente.
A partir de esta edad, el metabolismo y el sistema hormonal
condicionarán el funcionamiento de muchos procesos físicos, por lo que, si se
quiere mantener la salud, es necesario establecer una serie de hábitos acordes
al nuevo cuerpo.
Los cambios más importantes que experimentará una mujer a partir
de los 40 años, pasan por tres
factores clave: la alimentación,
el cuidado de la piel,
y la mente.
Alimentación
A
partir de esta edad, el
metabolismo de una mujer cambia y sus necesidades alimenticias pueden variar.
Según explica Camilo Silva, especialista del Departamento de
Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra, “con la menopausia cambia y se eleva el riesgo cardiovascular de las mujeres, el metabolismo
disminuye y existe una tendencia a la ganancia de peso, ya que el organismo no
lo distribuye igual”.
El especialista asegura que “se empieza a acumular grasa,
sobre todo en el abdomen, y se produce un déficit
devitamina D y de calcio”.
Silva
recomienda la dieta mediterránea,
ya que “es idónea para prevenir
enfermedades relacionadas con la obesidad y la acumulación de grasa, como la diabetes,
y para evitar grandes ganancias de peso”.
El pescado azul y los lácteos son buenos
alimentos para suplir las carencias de vitamina D y calcio,
además de prevenir la osteoporosis.
El
ejercicio también sería fundamental para mantener una buena salud en esta
época.
El especialista explica que el gasto energético y la quema de
grasas “van en función de la masa muscular, por lo que si se pierde masa, se
gana grasa”, y aconseja “realizar ejercicio,
pero como una actividad física sostenible, vigilando
los problemas articulares que
se puedan producir con una mala praxis o una cantidad de deporte
excesiva”.
Cuidado de la
piel
La piel también comienza a experimentar una serie de cambios
motivados por la alteración de los niveles hormonales.
Elena de las Heras, dermatóloga de la Asociación Española de
Dermatología y Venereología, asegura que “el principal problema dermatológico
que podemos encontrar a partir de los 40 son unas arrugas de expresión más marcadas,
que son las que se tienen desde siempre, como las que salen al sonreír, y las arrugas producidas por el
envejecimiento cronológico, las que se aparecen con la edad”.
La
experta menciona también dos
factores fundamentales para el estado de la piel, el sol y el tabaco.
Según de las Heras, “el tabaco altera las fibras elásticas de la dermis, sobre
todo alrededor de boca y ojos, dejando la piel más grisácea y apagada”, aunque
matiza que “mientras los efectos causados por el sol son irreversibles, los del
tabaco son reversibles”.
Las
principales recomendaciones para cuidar la piel a partir de los 40 pasan por “dejar de fumar, hidratarse, ya que con
la edad la piel se vuelve más seca y sensible, y protegerse del sol”.
La especialista destaca la variedad de productos
dermoprotectores y productos cosméticos con fotoprotección que hay en el
mercado. Además del uso de tratamientos, la experta insiste en la necesidad de “tener
una buena higiene cutánea, la cual pasa, principalmente, por desmaquillarse todas las noches”.
Con la
edad, también se
pierde la calidad del pelo. De las Heras explica que las
mujeres que han tenido hijos “suelen sufrir efluvio
telógeno posparto, que es una pérdida del cabello provocada por
una alteración en los niveles de estrógenos y progesterona”.
En estos casos, afirma la especialista, en algunas ocasiones el
pelo se recupera, pero en otras no.
También existe el problema de la alopecia androgénica femenina, motivada por el
déficit de hierro y de estrógenos, sobre todo a raíz de
la menopausia.
Cómo afrontar psicológicamente los 40
Los cambios físicos y las experiencias vitales también
transforman la mentalidad. En
la mente residen gran parte de los problemas derivados de la edad, pero también
sus soluciones.
Nieves Andrés Ramírez, psicóloga, terapeuta de conducta y
miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León asegura que “la
salud psicológica depende mucho de si la mujer ha logrado todas o gran parte de
las expectativas vitales que se ha propuesto”.
Si
no lo ha logrado, explica la experta, “esto puede generar depresión y problemas de ansiedad; sin embargo, la realidad es
que se encuentra en una edad donde acumula
una gran experiencia vital, pero aún es joven, lo que le da una
ventaja que no ha tenido nunca para tomar decisiones y actuar de la mejor forma
y la más consecuente y seguir persiguiendo con estas capacidades todos sus
objetivos”.
La especialista afirma que “la madurez quita inseguridad y da
fortaleza, por lo que es la mejor etapa para afrontar retos”.
Parte
de los problemas psicológicos que irrumpen a partir de esta edad tienen que ver
con la llegada de la menopausia, especialmente de sexualidad.
“A nivel sexual”, explica la experta, “la principal traba
psicológica a la que se pueden enfrentar es a la de dejar de gustarse a sí
mismas o sentir vergüenza a raíz de algunos cambios físicos”.
Nieves Andrés asegura que “la mayoría de las veces en las que
disminuye el deseo sexual a estas edades es porque las mujeres no se sienten
atractivas, algo que tiene gran parte de sus raíces en la
educación recibida y la autoestima”.
La
especialista resalta que hay que tener en cuenta que en estos momentos la mujer
“se suele conocer mucho a sí misma, sexualmente hablando, por lo que se vivirá
una sexualidad diferente, más reflexiva;
aunque con la edad parece que este tema va en declive, la madurez sexual es en
muchos casos más positiva y se puede disfrutar más del sexo”.
Lo más importante, destaca la experta, es “no ver la madurez
como una situación de pérdida de cosas, sino como una ganancia de capacidad de reflexión y
experiencia”, ya que, concluye, “la juventud está en la
mente”.